El 15-M y las fortunas españolas en Suiza

18 Jun, 2011 | Por | Seccion: En portada

La familia Botín ha realizado una regularización fiscal por valor de 200 millones de euros que se ha conocido cuando en España se multiplican las manifestaciones de los indignados contra la clase política y financiera. Esa es la cantidad que correspondería a los mil millones de euros que podría tener la familia en Suiza sin declarar, aunque podría ser más y por ello la Fiscalía Anticorrupción ha iniciado un proceso para investigar si los Botín han liquidado correctamente sus deberes con Hacienda.

15M
Por lo visto, los Botín tienen ese dinero depositado en una sucursal del HSBC en Suiza. La familia es desde hace tiempo uno de los símbolos de las contradicciones que se han consolidado en la sociedad española, condenada al paro y a la inacción por falta de crédito mientras los gestores bancarios que provocaron la crisis financiera han multiplicadlo sus beneficios desde 2008 tras disfrutar de ayudas multimillonarias y ajustar su universo gobernante mediante fusiones y absorciones que han generado nuevas plusvalías.

Pero la de Botín no es la única fortuna representativa que a lo largo de los últimos años ha disfrutado de beneficios fiscales en el extranjero. Otros empresarios y personajes españoles, afines al poder en los últimos años también se han llevado el dinero fuera de España causando un perjuicio a las arcas del estado español mientras el común de los mortales ha cumplido sus obligaciones con el fisco que ahora parece vacío. Estas personalidades tienen un carácter simbólico para los ciudadanos por su vinculación a los dos grandes partidos políticos y a la monarquía. Y un repaso breve aquí servirá para entender algo mejor el fondo de las protestas que están llevando a cabo los indignados del 15-M frente a parlamentos nacionales y autonómicos y contra el poder financiero en general.

El primer personaje del que nos acordamos ahora es Enrique Sarasola, el amigo de Felipe González que ayudó al líder socialista a conectar con el mundo de la empresa que encumbró al Psoe al Gobierno allá por el año 1982. Cuando parecía que la raíz de sus negocios al menos estaba en España, un vistazo al Registro Mercantil desvelaba que Ibermed, la empresa matriz de su grupo tenía su sede en Holanda. Eso sin contar el cobro de comisiones multimillonarias que se conocieron en torno a las operaciones que llevó a cabo junto a Javier de la Rosa alrededor de las torres KIO.

Manuel Prado y Colón de Carvajal, el amigo financiero del Rey, tampoco cayó ante la Justicia por sus presuntas fechorías económicas hasta que se descubrió que su residencia fiscal también estaba en Suiza.

El propio Felipe González ha comprendido recientemente que su futuro está más ligado a grandes fortunas extranjeras como Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, que a las bases socialistas que ahora han dejado el partido a los pies de los caballos.

González forma parte de equipos directivos de empresas como Gas Natural y a muchos asombrará ver su nombre junto al de ex directivos de Goldman Sachs y Merrill Lynch, nombres propios en el origen de la debacle financiera, con quienes ha creado un fondo de inversión propio como Tagua Capital, para invertir en Latinoamérica –Brasil, México–, con la que está cayendo.

No vamos a detenernos siquiera en la fortuna que está amasando su homólogo José María Aznar en combinación con su yerno Alejandro Agag y sus conexiones internacionales, incluidas las libias. Ni en los episodios, ya históricos, de la familia Rato, padre y hermano del ex ministro de Economía y actual presidente de Bankia, empeñados en montar bancos en Suiza y Amberes (Bélgica), sacando el dinero en maletas en los años sesenta sin permiso del Banco de España.

¿Por qué salió corriendo Rodrigo Rato del Fondo Monetario Internacional? Tampoco se ha explicado, y visto el impacto que ha tenido la detención de Strauss-Khan en Nueva York y la importancia del FMI en la resolución de la crisis financiera internacional, algún periódico de esos que se dedican a la investigación deberían indagar en ese asunto.

Como vemos, los nombres más relevantes de la política y la banca españolas conviven con cuentas en Suiza, fondos de inversión y organismos dedicados a estrangular financieramente al tercer mundo y establecer las pautas que ahora ahogan e indignan a los ciudadanos españoles.

Por lo tanto, hay mar de fondo y no está mal que el movimiento 15-M siga cuestionando este estado de cosas aunque de momento no acierte a identificar el blanco correcto para reventarlo. Cuando veo las cargas policiales que sufren los manifestantes de Barcelona y Valencia,  me acuerdo de Ivan Illich, el pensador austriaco que defendía la resistencia pasiva basada en el silencio para combatir los excesos de las instituciones dominantes alrededor de la religión, la educación o la producción de energía nuclear. El núcleo de sus denuncias están en el decálogo de los indignados. Y lo más importante, desde entonces hasta hoy parece que comprendemos mejor como se fabrica el abismo que separa las grandes fortunas suizas de los desahucios a los españoles hipotecados.

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