La experiencia en la nube y el futuro de los periódicos en internet

27 Nov, 2011 | Por | Seccion: Actualidad

Nick Bilton, redactor jefe del New York Times especializado en tecnología, es un tipo curioso. Estos días ha estado por Europa pronunciando conferencias sobre lo que se nos viene encima en internet. Y me llama la atención que la mayor parte de su discurso se basa en resaltar que el futuro de los grandes periódicos de papel está en ofrecer lo que él y otros avanzados en la jerga de las redes llaman una «experiencia».
He oído esta expresión en varios de los foros más actuales a los que he asistido en las últimas semanas. Todo el mundo habla de «la experiencia» en internet como la llave para conectar con los futuros lectores, la mayoría de ellos inmersos ya en las redes sociales y a quienes parece que hay que ofrecer no sólo contenidos sino eso, una «experiencia».

Kamal Bherwani, máximo responsable de la nueva Prisa Digital, emitió la misma sentencia durante las jornadas que celebró el Instituto Tecnológico de Masachussets en Málaga hace unas semanas: «Queremos vender nuestros productos como la “experiencia Prisa”, es decir, un ecosistema de marcas que ofrezca prensa, radio y televisión en combinación con el acceso a las redes sociales». Todo ello sería capaz de  retener a los clientes a través de las múltiples plataformas que proliferan en internet: móviles, smartphones, iPads

Bilton va en la misma dirección. Lo primero que destaca en su discurso es que ya se cierran transacciones financieras a través de Twitter y que la información cada vez se difunde por más canales. Por tanto, «lo importante ya no son los contenidos sino la experiencia que se le puede ofrecer a los nuevos clientes de periódicos como el New York Times o El País».
El nuevo paradigma de la información es que todo se difundirá a través de la web conectada en todo momento al móvil, que irá equipado con sensores y chips capaces de actuar como localizadores y tarjetas de crédito, entre otras cosas. Todo lo llevaremos en ese aparato que se está volviendo tan útil y peligroso a la vez.

La «movilización» de la información llevará consigo inevitablemente, según Bilton, la necesidad de personalizar los contenidos que se destinana a cada consumidor. Es decir, los grandes periódicos ya no servirán su información de forma jerarquizada y para un público general, sino que cada consumidor de periódicos recibirá la información personalizada y ordenada según sus gustos e intereses, para satisfacer su «experiencia» al máximo.

De acuerdo con esta perspectiva, leer un periódico ya no será importante por la información o los contenidos que transmita al conjunto de la comunidad sino por la experiencia que sea capaz de ofrecer a los usuarios mediante canales distintos. Y esa experiencia será mejor o más valiosa en función del número de recursos virtuales que se pongan a disposición de los usuarios en forma de vídeos, enlaces, sonidos y entretenimientos diversos.

El lector del futuro pagará por toda una experiencia, y esa experiencia, mañana, al parecer, sustituirá a la que hoy día disfrutamos, por ejemplo, un domingo al sentarnos en una terraza soleada a hojear los suplementos dominicales y a leer los grandes reportajes con fotografías junto a un café o una caña con una lonchita de jamón.

El jamón será sustituido por un sucedáneo virtual, y las noticias y comentarios que hasta ahora llegaban teñidos de distintos colores políticos, asaltarán nuestros móviles con una cuidada selección ajustada a nuestros gustos y tendencias políticas: a nuestro perfil de usuario, con publicidad y contenidos personalizados que tendrá en cuenta incluso el lugar donde nos encontremos, porque las empresas tendrán esa información y la usarán para perseguirnos.
Arcadi Espada, periodista avezado en cuestiones tecnológicas, que aplica en su blog todos los recursos a su alcance para multiplicar el valor de sus notas con enlaces y conexiones virtuales, cuestionó las ideas de Bilton durante el encuentro que él mismo organizó en noviembre en Madrid en torno a la creación en el mundo (aunque las jornadas se titularan en realidad La creación del mundo).

Espada afeó a Bilton el argumento de la futura personalización de los periódicos con la idea de que eso entrañaría un reduccionismo intolerable, en la medida en que se perdería la perspectiva a la hora de situar lo que interesa en el contexto general del discurso colectivo.

Bilton, sin embargo, insistió en su idea y la remató al destacar que los mejores vendedores serán aquellos medios que ofrezcan la información mejor empaquetada, es decir, mediante una experiencia más sofisticada y ajustada a los intereses personales de sus clientes.

Según este punto de vista, el futuro girará en torno al quiosco electrónico, que servirá experiencias virtuales situando los contenidos en un segundo plano. Bilton y otros analistas opinan que los periódicos no han sabido ver la importancia que han adquirido las redes sociales, en las que los lectores potenciales se relacionan entre sí a partir de intereses particulares. En la red se juntan aficionados a las mismas cosas más o menos disparatadas y los periódicos tratarían, según esta tendencia, de captar lectores interesados no en cuestiones de carácter general como hasta ahora, sino atraídos por aspectos más restringidos, particulares y, como mucho, capaces de facilitar el ingreso en grupos con intereses comunes, como ocurre ahora con redes sociales al estilo de Facebook o Twitter, convertidos en paradigmas de las nuevas tendencias.

Lo que tal vez no han captado aún estos especialistas en atisbar el futuro es que los jóvenes de hoy en día –lo vemos en la Universidad– tienden a conectar entre sí, al margen del discurso general, en busca precisamente de experiencias, pero mucho más fuertes y radicales desde el punto de vista social, político o sexual de lo que ningún periódico, hoy por hoy, sería capaz de ofrecer. Mucho menos cuando la discusión hoy día se centra en si se debe retirar o no la publicidad de putas y prostíbulos de las páginas de papel o si las cadenas de televisión deben o no emitir entrevistas perversas como la que mantuvo Jordi González en La Noria con la madre del Cuco, y la consiguiente pérdida de anunciantes por la presión de las redes sociales.

Es evidente que los periódicos están perdiendo ese liderazgo en la opinión pública, que ya no necesita a los medios tradicionales para tumbar sus alienadas propuestas editoriales y las campañas mejor estudiadas de las agencias de publicidad.

La experiencia de los sentidos robotizados acabará con todo. De momento peligran el euro y el periódico de los domingos. No sabemos si pronto vendrán los chinos y se llevarán también el jamón antes de convertirnos en personajes de Código Lyoco, la serie infantil inspirada en Tron, la reveladora pelicula de ciencia ficción de Steven Lisberger protagonizada por Jeff Bridges.

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